Cuando Xisco Jiménez Forteza
recibió en el año 2014 la beca de movilidad Max Plank-premio Príncipe de Asturias
para viajar al Instituto Albert Einstein de Física Gravitacional, pensar en la
posibilidad de participar en la detección de las ondas gravitacionales
predichas por la Teoría de la Relatividad General era poco más que un sueño.
Aunque el veradero sueño había comenzado años atrás, cuando siendo aún alumno en el Grado
de Física en la Universidad de las Islas Baleares tuvo la oportunidad de empezar
a trabajar con Alicia Sintes y Sascha Husa en el campo de las ondas
gravitacionales en sistemas binarios. Hoy, ese sueño coge forma y tenemos la
suerte de contar en nuestro blog con este joven físico español para tratar de hacernos
entender la importancia de este hallazgo que se antoja histórico.
José Antonio Garrido (JAG). Bienvenido
a este blog, Xisco. Es un placer tenerle con nosotros. En estos días se ha
anunciado a bombo y platillo, y con gran repercusión mediática, la detección,
por primera vez en la historia, de las ondas gravitacionales. Pero para
entender exactamente qué son estas ondas tendríamos que irnos un poco hacia atrás,
al Siglo XVII, cuando Newton enunció la Ley de Gravitación Universal, que
establece la relación entre la fuerza de atracción de dos cuerpos y sus masas. ¿Qué
supuso la formulación de esta ley en su día? ¿Qué consecuencias tuvo a la hora
de entender el mundo?
Xisco Jiménez Forteza (XJF). Una de las metas históricas conceptuales
en la ciencia reciente y pasada ha sido el intento de aunar la descripción de
todo lo que nos rodea en un mínimo de leyes físicas que expliquen el máximo de
los acontecimientos observados. Desde la visión aristotélica del cosmos, esferoidal,
geocéntrica, y con una clara diferenciación filosófica entre el “cielo” y la
Tierra, había habido ya avances que indicaban que las leyes que se observaban
en la Tierra podían ser conjuntadas con el movimiento de los objetos celestes
(Copérnico, Kepler, Galileo). Con las leyes de Newton, se uniformizaban
elegantemente las leyes del “cielo” y de la Tierra, nos alejábamos
definitivamente de la visión esferoidal y geocéntrica del cosmos además de
describir con gran precisión las órbitas planetarias. La Luna daba vueltas a la
Tierra mientras la Tierra daba vueltas al Sol en órbitas elípticas con una
teoría subyacente que lo demostraba, es decir, se daba portazo a las ideas
geocéntricas para ponernos en el mismo lugar que cualquiera de los planetas que
orbitan al Sol.
JAG. Sin embargo, la Ley de
Gravitación Universal presenta algunas limitaciones. Una de estas restricciones
la encontramos al intentar aplicar la ley a cuerpos de masa muy alta y que se
mueven a velocidades muy altas –cercanas a la velocidad de la luz–. Y es
precisamente para salvar esta limitación para lo que se formula una nueva teoría
–la Relatividad General, de Albert Einstein, en 1916–, apareciendo con ella, un
nuevo concepto, las ondas gravitacionales. ¿Qué son exactamente estas ondas,
que acaban de ser detectadas por primera vez? ¿Va a conseguir este hallazgo que
cambiemos nuestro modo de entender el mundo, tal y como lo hizo la Ley de
Gravitación Universal? ¿Se puede decir que la magnitud de esta detección es de
un calibre similar al de la formulación de la ley establecida por Newton?
XJF. En la formulación del Principia
Matemathica, Newton ya reflejaba sus dudas respecto a la “acción a distancia”
del campo gravitatorio. Su teoría no contemplaba ninguna vía por la que el
campo gravitatorio del Sol se pudiera comunicar con los planetas al cambiar éstos
su posición: el campo gravitatorio parecía transmitirse instantáneamente. Esto
cambiaba con la relatividad de Einstein, el cual encontraba una solución en sus
ecuaciones en las que el espacio y el tiempo oscilaban en forma de onda y se
propagaban a la velocidad de la luz. Así
pues, estas ondas son oscilaciones del propio tejido del espacio-tiempo pero,
¿qué significa esto? Imaginemos que nuestro espacio es un lago totalmente en
calma. Supongamos que todo lo que navega sobre ese lago son embarcaciones
ligeras que no producen onda ninguna sobre el lago. Esta sería la visión
clásica Newtoniana; el espacio y el tiempo son inmutables y todo suceso
transcurre en ese espacio-tiempo sin modificarlo. Sin embargo, imaginemos ahora
que sobre ese lago casi inmutable navega un transatlántico. Este
transatlántico, al ser tan masivo, perturbará la calma de ese lago y creará
olas que harán que todo objeto sobre el lago oscile. De forma análoga, el
espacio-tiempo reacciona de la misma manera cuando objetos muy masivos son
acelerados. Perturban el medio de transporte (el propio espacio-tiempo)
haciendo oscilar los objetos que viven en él por vía de las ondas
gravitacionales.
Este descubrimiento nos abre totalmente una ventana nueva de cara a la
observación del Universo. Antes teníamos información sobre los objetos que se
mueven sobre ese lago llano y en calma a través de la luz que viaja a través de
él (estrellas, galaxias, planetas…). Ahora, además, obtendremos información de
otros objetos (agujeros negros, estrellas de neutrones, supernovas…) por cómo
hacen vibrar a ese lago. Es decir, ahora además de ver el universo podremos
sentir o “escuchar” por primera vez cómo vibra.
Desde luego que esta detección se puede equiparar al impacto de la ley
de la gravitación de Newton ya que ahora entenderemos qué ocurre en las
regiones donde la relatividad es más exigente y donde la teoría de Newton
falla. Es un paso más al total entendimiento de la mecánica celeste a la que
Newton contribuyó.
JAG. Como decimos, Albert
Einstein propuso la existencia de estas ondas gravitacionales hace ahora
exactamente cien años. ¿Por qué hemos tenido que esperar tanto tiempo para que
los científicos puedan demostrar su existencia? ¿Por qué, precisamente ahora?
¿Qué herramientas lo han posibilitado? ¿Cuál ha sido el papel del consorcio
científico LIGO (acrónimo inglés del Observatorio de Interferometría Láser de
Ondas Gravitacionales) en este descubrimiento?
XJF. Las ondas gravitacionales son extremadamente débiles. Lo que hemos
detectado en la Tierra son las propias oscilaciones del tejido espacio-tiempo
generadas en la colisión de dos agujeros negros a unos 1000 millones de años
luz. Tal evento, uno de los más catastróficos que pueda haber en el universo,
ha generado un frente ondas gravitacionales que solamente han producido una
oscilación de una parte entre un millón de millones de millones de miles (cero
coma 20 ceros y un uno) al llegar a la Tierra. Estos ínfimos órdenes de
magnitud persuadieron al propio Einstein de abandonar su estudio: nunca creyó
en que realmente pudieran ser detectadas. Sin embargo, un equipo de “locos”,
allá por los años 80, creyó en la posibilidad de detectarlas; en ese momento
nacía la idea LIGO. LIGO es un interferómetro en forma de “L” de unos 4 km por brazo
en los que una luz láser viaja esperando que una onda gravitacional lo haga “vibrar”.
Su desarrollo teórico y tecnológico tardó unos 20 años más para ver su primera
etapa de funcionamiento (2002-2010) sin obtenerse ninguna detección ya que la
sensibilidad de los instrumentos no era la suficiente, es decir, el ruido
instrumental era demasiado grande en comparación a la amplitud característica
de las ondas. Sin embargo y gracias a la invaluable ciencia desarrollada
durante esta fase inicial del proyecto, el consorcio LIGO iba a pasar a una
segunda fase de optimización y mejora de todo el equipo; instrumental, software, teórico etc. Estas mejoras reducirían el ruido (o aumentarían la
sensibilidad) y multiplicarían en un factor mil el volumen cubierto por los
detectores siendo mucho más elevada la probabilidad de que en todo ese universo
un evento (en particular GW150914) sucediera con la suficiente fuerza y en el
tiempo justo para ser detectado un 14 de septiembre de 2015.
JAG. El anuncio del
descubrimiento se hizo público el día 11 de febrero de 2016, pero viene
especulándose al respecto desde el día 25 de septiembre de 2015, en el que el
científico Lawrence Krauss publicara un tweet en el que adelantaba que esta
gran noticia estaba a punto de publicarse. Y ahora sabemos que el momento
exacto en el que se produjo la detección de las ondas gravitacionales tuvo
lugar el día 14 de septiembre. ¿Por qué se han esperado cinco meses hasta dar a
conocer al mundo los resultados de este ensayo? ¿Había dudas de que el
resultado pudiera ser un falso positivo, una inyección artificial? En caso de
ser así, ¿sigue quedando alguna duda a día de hoy?
XJF. El papel de todo científico ante tal descubrimiento debe ser el de
cautela. Desde LIGO, todos fuimos conscientes de que podíamos estar ante un
evento científico histórico, sin embargo, se debía proceder según el estándar
que marca la ciencia. En primer lugar, se debía descartar que fuera una
inyección artificial generada por los líderes de la propia colaboración. En ese
sentido, el conjunto de científicos de LIGO ya tenía experiencia en este tipo
de inyecciones “maliciosas”. En 2010 se produjo una de estas inyecciones con el
objetivo de testar el funcionamiento de los detectores y de la colaboración en
sí misma. Sin embargo, la historia iba a ser diferente en este caso ya que
nuestro compañero y “enviado especial” Miquel Oliver, in situ en los observatorios, rápidamente nos confirmaba que
aquello no era una inyección artificial: empezaba el emocionante periodo de
análisis de los datos. Estos datos, debían ser analizados con la rigurosidad de
todo experimento científico y comprobar que dicho evento tenía la significancia
estadística requerida para cualquier descubrimiento, es decir, un valor de “sigma”
mayor a 5 o, equivalentemente, que la probabilidad de que fuera una onda
gravitacional sea mayor al 99.999%. Este análisis nos llevó una serie de meses
en los que, además, debíamos escribir los artículos correspondientes de la
forma más elegante y accesible para la comunidad científica posible, no
queríamos equivocarnos ni en la ciencia ni en su difusión. Hoy en día, estamos
bastante seguros de que lo que detectamos fue una onda gravitacional por dos
motivos: el valor de “sigma” procedente del estudio estadístico y la magnífica
concordancia que este evento tiene con las predicciones de la relatividad
general.
JAG. Se ha afirmado que a partir
de ahora “empieza una nueva era en la astronomía, la era de las ondas
gravitacionales”. ¿A qué hace referencia esta afirmación? ¿Cuáles son los
cambios que se van a producir en una ciencia que, aunque sólo sea de modo
observacional, lleva miles de años llamando la atención del hombre? ¿Qué va a
pasar a partir de ahora? ¿Notaremos los cambios en nuestro día a día?
XJF. El mundo actual, astrofísico y no, evoluciona gracias a la
transmisión de la información. Nos comunicamos, vemos y oímos gracias a la luz
y sonidos que nos llegan de las fuentes. El que sea una “nueva” era de la
astronomía se debe a que ahora somos capaces de captar una hasta ahora
desconocida fuente nueva de información, las ondas gravitacionales, es decir,
tenemos un nuevo sentido para “escuchar” al universo. Este nuevo medio de
información nos dará información esencial sobre los eventos más catastróficos
del universo como la coalescencia de binarias de agujeros negros, entre otros. Por
otra parte, abrir nuevos sentidos siempre da sorpresas. Se podrían detectar
ondas gravitacionales de objetos desconocidos hasta ahora, nutriendo aún más nuestro
conocimiento del universo. Y no sólo eso, sino que cada vez que se ha
descubierto una nueva franja de emisión del espectro electromagnético, como los
rayos X, no sólo se ha abierto una nueva
ventana de observación en el universo (descubriéndose emisiones muy potentes de
estrellas masivas, cuásares, etc.) sino que en algunos casos estos descubrimientos de
ciencia básica solamente dirigidos a potenciar el conocimiento humano sobre la
naturaleza (Röetgen no pensaba en radiografías al descubrir los rayos X) se
convierten a veces en aplicaciones cotidianas de vital importancia tales como
las radiografías. No sabemos si esto mismo será cierto en el caso de las ondas
gravitacionales, lo que sí sabemos es que lo ha sido en multitud de ocasiones
pasadas.
JAG. Uno de los grandes retos de
la Física Teórica es la formulación de la Teoría Unificada de la Física o
Teoría del Todo, que sea capaz de dar respuesta a todos los fenómenos físicos
que se puedan producir. ¿Es posible que con el descubrimiento de las ondas gravitacionales
estemos más cerca de esta teoría?
XJF. El descubrimiento de las ondas gravitacionales nos proporciona
información sobre los eventos más catastróficos del universo. En algunos de
estos eventos se combinan ambientes de gravedad extrema (agujeros negros y
estrellas de neutrones) y de densidad también extrema. En estos límites la
ciencia nos exige mezclar lo que hasta ahora no ha sido posible explicar de
una forma totalmente consistente:
teorías cuánticas de campos, que te explican cómo interacciona la materia, y la
teoría de la relatividad general, que describe cómo el espacio-tiempo se curva.
Es decir, los mencionados eventos emisores de ondas gravitacionales se
encuentran en la zona limítrofe donde ambas teorías compiten, así pues, podrían
darnos una guía hacia una teoría cuántica de la gravedad que posibilitara la
unión de todas las fuerzas de la naturaleza. No obstante, sólo hemos dado el
primer paso.
JAG. Como hemos mencionado
anteriormente, este gran hallazgo se produjo en el contexto de un consorcio internacional
–LIGO– en el que participan más de mil científicos de quince países del mundo.
Entre ellos, se encuentra un grupo español –el Grupo de Relatividad y
Gravitación de la Universidad de las Islas Baleares–, del que usted es miembro
y que dirige la profesora Alicia Sintes. ¿Cuál ha sido el papel del grupo en el
ensayo? ¿Hasta dónde llega y hasta dónde podría llegar la aportación de la
Ciencia hecha en nuestro país en un proyecto como éste?
XJF. Alicia Sintes lleva más de 19 años en la colaboración LIGO. Desde
los inicios, los trabajos relacionados con LIGO de los miembros del Grupo de Relatividad
y Gravitación de UIB se han enfocado en el análisis de datos y en la búsqueda
de ondas gravitacionales de señal continua provenientes de púlsares en rotación.
Con la llegada de Sascha Husa, se iniciaba una línea paralela de investigación:
la simulación y modelado de ondas gravitacionales por agujeros negros binarios
tales como el evento GW150914. En ese sentido, el grupo ha aportado modelos
analíticos teóricos con los que se compara la señal real y se calculan sus
parámetros físicos. Entre estos parámetros calculados, en la UIB se ha aportado
el dato del pico de la potencia radiada o cuál fue la energía máxima por unidad
de tiempo radiada en este evento, en los que ha contribuido también el contratado
postdoctoral David Keittel y yo mismo. Además, ahora se inicia el periodo de análisis
de los datos para encontrar púlsares en rotación liderados por la misma Alicia
y con la colaboración de Miquel Oliver, Pep Covas y Laura Keittel. El trabajo,
por ahora, no para.
En cuanto a los límites de nuestra investigación, esperemos que esto
sea sólo el inicio de una era excitante de nuevos descubrimientos y que las
instituciones oficiales aumenten el apoyo a la ciencia básica, tanto en el
campo de las ondas gravitacionales como en el resto, para que en este tipo de
hitos siga apareciendo la participación de nuestro país.
JAG. Al hilo de la anterior
pregunta, ¿cómo percibe el papel que juega la Ciencia y los científicos en
España? ¿Es pesimista respecto a lo que está por venir, a tenor de los recortes
producidos en los últimos años, o, por el contrario, cree que acontecimientos
como éste, participados por científicos españoles, auguran un futuro mejor?
XJF. Siendo aún un total inexperto en la burocracia y sin demasiada
información sobre la gestión presupuestaria, creo que el nivel de participación
científica en nuestro país es excelente si además se tiene en cuenta la
precariedad en la que ha vivido el sector en estos últimos años. Como
estudiante de doctorado, puedo hablarle de una cantidad razonablemente elevada
de compañeros que han tenido que retrasar o iniciar su investigación sin
ninguna remuneración debido a retrasos en la formalización de los contratos
tipo FPI (formación del personal investigador) y FPU (formación del profesorado
universitario), problema que se acrecienta aún más si se tiene en cuenta que
estos programas de doctorado tienen un plazo finito para ser presentados y
defendidos. También sé de la dificultad que existe hoy en día para establecerse
en una universidad como personal fijo. Todo ello conlleva que se dificulte el
retorno de magníficos investigadores españoles, formados en el extranjero y
cuya contribución en la investigación es notoria. Espero y deseo que España
invierta más en I+D siguiendo el ejemplo de las grandes potencias económicas
del mundo para que no se debilite la ilusión de los nuevos estudiantes al
afrontar un campo tan emocionante y productivo.
JAG. Al igual que ocurrió en el
año 2013 con la concesión del Premio Nobel de Física a Peter Higgs y François Englert, por el descubrimiento del
bosón de Higgs, pocos dudan de que este año el galardón irá a parar a los
científicos que han dado lugar a la detección de las ondas gravitacionales.
¿Considera usted también que va a ser así? ¿Y qué importancia le concede a los
premios de carácter unipersonal en el mundo de la Ciencia?
XJF. La relevancia científica de este descubrimiento está ligada
cercanamente con el premio Nobel. Lo que
está claro, es que si no es el año que viene, será en una escala temporal de unos
pocos años. Durante todos estos años, el trabajo de la colaboración ha sido
magnífico, con personas que han ido, venido y contribuido de todas las formas
posibles. No obstante, sí es cierto que todo este trabajo se aguanta sobre los
trabajos teóricos y de diseño de un número menor de personas. Por lo tanto,
creo que estos primeros ‘soñadores’ merecen de forma especial dicho reconocimiento
sin que ello devalúe la magnífica contribución del resto de colaboradores.
JAG. Para finalizar nos gustaría
que nos hiciera una recomendación literaria de algún libro –de carácter
científico o no– que últimamente le haya dejado un agradable sabor de boca.
XJF. Pues de los libros que he disfrutado más últimamente es el de Soldados de Salamina de Javier Cercas.
Aunque de la parte ciéntifica-ficción recomiendo a Isaac Asimov y su serie La fundación.
Muchas gracias por su amabilidad.
Ha sido un placer.
Interesantísimo. Con esto dan ganas de ponerse a estudiar física teórica...
ResponderEliminarMuchísimas gracias.
EliminarPor lo menos, espero que sirva para acercarnos a esta parte de la física sin demasiados miedos.
Un saludo.