El físico alemán Theodor W.
Hänsch (Premio Nobel en 2005, por sus trabajos en el campo de la espectroscopia)
era el presidente del jurado de los Premios "Fronteras del
Conocimiento" –concedidos por Fundación BBVA–, en su categoría de Ciencias
Básicas, cuando, en el año 2008 el galardón recayó en el único español que
hasta la fecha ha recibido dicha mención en esta categoría. Se trata de Ignacio
Cirac y de él llegó a decir el Nobel alemán que era “el Mozart de la Óptica
Cuántica”. Y, sin duda, lo decía por su virtuosismo y su genialidad. Cirac es
hoy director de la División Teórica del Instituto Max Planck de Óptica Cuántica,
en Garching, Alemania, tras pasar por varios de los laboratorios más importantes
a nivel mundial en el campo de la Física Teórica. En los últimos años su nombre
ha estado presente en todas las quinielas que aparecen previas a la concesión
del Premio Nobel y el hecho de que recibiera en el año 2013 el premio Wolf ha
servido para que acreditadas voces lo coloquen entre los más firmes candidatos.
Hoy tengo la suerte de contar con él en este blog y de disfrutar de su mente
clara.
Ignacio Cirac (IC). Mi valoración es muy positiva. Si comparamos la
ciencia que se está haciendo en España en los últimos veinte años con la que se
hacía hace treinta o cuarenta años, podemos ver que la mejoría ha sido notable.
Sin lugar a dudas, la ciencia en España está a un nivel internacional muy alto.
JAG. Los mayores reconocimientos
que ha recibido se deben a su investigación en el campo de la compuntación
cuántica. Aun a riesgo de parecer simplistas, podríamos decir que esta
disciplina surge de la introducción de la física cuántica en el mundo de la
informática. Y la mecánica cuántica a lo que se dedica es a estudiar los
fenómenos ocurridos a nivel atómico, allí donde las leyes de la mecánica clásica
no son capaces de llegar. ¿Cómo puede la mecánica cuántica mejorar el campo de
la informática? ¿Qué es un computador cuántico?
IC. La idea básica parte de las predicciones que la física cuántica hace
para una serie de fenómenos que podríamos calificar como “extraños” y que no son
perceptibles en el mundo ordinario, como tampoco lo son en los ordenadores que
conocemos. Así, lo que la física cuántica pretende es utilizar estos fenómenos
extraordinarios que sólo son observables al descender al mundo cuántico para
hacer cosas extraordinarias en el campo de la informática. Más concretamente,
la idea sería utilizar propiedades de la física cuántica relacionada con lo que
llamamos principio de superposición –que dicho vulgarmente significa que una
partícula puede tener dos valores de una propiedad a la vez–, para obtener
ordenadores mucho más potentes que los actuales gracias al uso distinto que
hacen de la computación.
JAG. La informática “clásica”
utiliza como unidad de información básica el bit, que es un dígito binario –que
puede tomar el valor 0 o el 1–, cuya combinación puede codificar casi cualquier
mensaje. Una combinación determinada de bits puede significar una palabra, una
imagen o un color. Pero en la física cuántica hemos visto que una partícula puede
estar en varios estados a la vez, de manera que si llevamos estas partículas al
campo de la informática, nos encontramos con los qubits, o bits cuánticos, que
vuelven a representar unidades de información básica –esta vez, información
cuántica– pero que no sólo van a tomar los valores de 0 o 1, sino que pueden,
además tomar ambos a la vez, o ninguno. ¿Cómo mejora esto a la informática
tradicional?
IC. Gracias a este nuevo concepto, es posible que los computadores
cuánticos realicen determinadas operaciones que con los ordenadores clásicos resultan
imposibles. Piensa que si podemos hacer que una sola partícula haga dos cosas a
la vez, la eficiencia de los procesos en los que esté involucrada será mayor
que si esa partícula sólo puede ocupar un estado determinado en cada momento.
Además, el crecimiento de esta mayor capacidad es exponencial. Si uno tiene dos
qubits, éstos podrán presentar cuatro estados a la vez; si tiene tres qubits, ocho,
y así sucesivamente. Es decir, con un número razonablemente pequeño de estos
bits cuánticos se pueden hacer muchas tareas a la vez, y es así cómo la física
cuántica puede ser utilizada para resolver problemas complejos que son
difíciles de resolver con ordenadores clásicos.
JAG. En cualquier proceso de
comunicación se produce una transmisión de la información. Y para que ésta se
dé tiene que haber un emisor, un receptor, un mensaje, un código y un canal.
Pero en la transmisión de información cuántica lo que pasa es que un mensaje
podría llegar desde un emisor a un receptor sin necesidad de ningún canal. ¿Es
esto lo que se conoce como “efecto túnel”? ¿En qué consiste? ¿Podría servir
esto, por ejemplo, para la transmisión segura de mensajes secretos?
IC. Bueno, en realidad existe una diferencia fundamental con respecto
al efecto túnel. En éste, una partícula puede desplazarse de un lugar a otro
sin pasar por las posiciones intermedias, cubriendo distancias muy pequeñas,
mientras que de lo que estamos hablando aquí es de información, de cómo una
información puede desaparecer de un sitio y pasar a otro sin recorrer el camino
que separa ambos lugares. Podemos decir que está más relacionado con lo que
conocemos como teletransporte cuántico. Y precisamente esa cualidad es la que
nos permite concebir una nueva forma de enviar mensajes secretos que llamamos
criptografía cuántica y que es más segura porque no hay forma de descifrarla.
No se basa en codificar el mensaje a través de una serie de patrones, sino que
simplemente la información desaparece de un sitio y aparece en otro.
JAG. Sabemos que en la actualidad
se está trabajando con algunos prototipos de computadores cuánticos, pero para
que éstos funcionen necesitan de una serie de sistemas ópticos, circuitos
eléctricos y láseres que pueden ocupar un laboratorio de hasta cuarenta o
cincuenta metros cuadrados. Evidentemente, la popularización de estos
ordenadores pasa por encontrar un hardware adecuado que hoy no existe. ¿Por
dónde camina la investigación actual? ¿En qué estado nos encontramos? ¿Para
cuándo prevé que los ordenadores cuánticos podrán sustituir definitivamente a
los sistemas tradicionales? ¿O no llegará esto a pasar nunca?
IC. En la actualidad se está trabajando con dos tecnologías que abordan
el problema desde dos planteamientos distintos, y en ambos casos se dispone ya
de varios prototipos de ordenadores cuánticos. La primera de estas tecnologías está
basada en lo que llamamos iones atrapados en campos magnéticos, mientras que la
otra lo hace gracias al uso de circuitos cuánticos superconductores. Si todo
sigue la buena línea por la que discurren, imagino que tendremos un ordenador
cuántico dentro de treinta o cuarenta años, más o menos. Siempre dependerá de cómo
se desarrolle la tecnología en el futuro. Lo que no tengo tan claro es que los
ordenadores cuánticos lleguen a remplazar a todos los ordenadores que
utilizamos hoy en día. Los ordenadores cuánticos se podrán utilizar para hacer
cálculos muy especiales y por lo tanto tienen que sustituir sólo a los
ordenadores que se utilizan en la actualidad para hacer esos cálculos.
JAG. A principios de este año, la
NASA y Google informaron de que habían adquirido un ordenador cuántico llamado
D-Wave Two, por un valor de 15 millones de dólares y que, según la compañía que
lo fabricó, era unas 35000 veces más rápido que un ordenador ordinario. Pero
hace unos pocos meses Matthias Troyer, un físico del Instituto Federal de
Tecnología Suiza llevó a cabo una serie de experimentos cuyas conclusiones
fueron publicadas en la revista Nature,
que pusieron de manifiesto que la velocidad de este ordenador cuántico era
similar a la de un ordenador clásico. ¿Cuál es el problema? ¿Nos encontramos
ante la evidencia de un error de cálculo o es que realmente la computación
cuántica no es tan efectiva como pensábamos?
IC. El problema fue que eso no era un ordenador cuántico. Imaginemos
que cogemos un trozo de cartón. De él podríamos decir que tiene moléculas y que
éstas cumplen las leyes de la física cuántica. Descendiendo al nivel cuántico
podríamos terminar concluyendo que eso es un ordenador cuántico, pero no lo es.
Para construir un ordenador cuántico tenemos que dotarlo de sus puertas lógicas
y de todos los elementos de los que estamos hablando. Es cierto que la compañía
lo vendió como un ordenador cuántico, pero no lo era; no funcionaba bajo las
leyes de los ordenadores cuánticos. Ellos lo llamaron quantum annealer y dijeron que podría resolver problemas que luego
se ha visto que no ha podido resolver. Pero yo creo que toda la comunidad
científica, incluso antes de los estudios de Matthias Troyer, coincidía en
concluir que eso no era un ordenador cuántico.
JAG. La otra gran línea de su
investigación actual está relacionada con las teorías microscópicas. Éstas
surgen después de darnos cuenta de que, para entender el mundo que nos rodea no
es suficiente con llevar a lo microscópico las teorías macroscópicas que
manejamos con relativa comodidad. Es decir, el conocimiento creciente del mundo
microscópico está generando explicaciones y conceptos que nos están ayudando a
explicar fenómenos macroscópicos. ¿Cómo pueden las teorías microscópicas
mejorar nuestro día a día? ¿En qué campos o aplicaciones están centradas en la
actualidad estas teorías?
IC. En la actualidad se están utilizando muchas teorías microscópicas,
en distintos campos de aplicación, que nos ayudan a mejorar nuestra vida. En lo
que yo trabajo, concretamente, es un tema muy sofisticado, pero éste es sólo
una pequeñísima parte de todo lo que se está haciendo en este campo. Nosotros
nos dedicamos a establecer teorías de aplicación en sistemas cuánticos,
sistemas altamente correlacionados, pero hay gente que trabaja en sistemas
electrónicos, en sistemas magnéticos o en el diseño de materiales, todos ellos
desde la perspectiva de las teorías microscópicas. También son destacables los
trabajos desarrollados en el campo de la
química, donde se está estudiando cómo determinadas propiedades microscópicas
pueden ser fundamentales en la síntesis de nuevos compuestos.
JAG. El siglo XXI nos ha traído
grandes hitos de la física. Entre ellos destaca, cómo no, la creación del
primer ordenador cuántico, pero también otros como el hallazgo del Bosón de
Higgs o el desarrollo del estudio de materiales nuevos como el grafeno. ¿Hacia
dónde cree que camina la física? Cuando dentro de quince o veinte años volvamos
a hacer balance de los grandes avances de este siglo, ¿qué novedades cree que
podremos incluir en esta lista?
IC. Me resulta imposible predecir las novedades de los próximos quince
años; casi ni me atrevería a imaginarlas… Pero supongo que los hitos que terminarán
quedando serán todos aquellos que concluyan los trabajos ya comenzados y que
han dado lugar a la concesión de varios premios Nobeles en los últimos años. Me
refiero a estudios relacionados con, por ejemplo, y ya que lo mencionas, el
bosón de Higgs, pero también con la generación de las galaxias, o a lo mejor con
cosas como los exoplanetas o los materiales topológicos.
JAG. Usted ha recibido en su
carrera científica premios importantísimos. De entre los más destacados, en el
año 2006 fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias, y el año pasado
con el Premio Wolf, en la categoría de Física, probablemente el reconocimiento
más importante después del Premio Nobel y que muchas veces es considerado el
anticipo de éste. Además, año a año usted ocupa puestos notables en los
rankings que se hacen midiendo el mérito científico a través de publicaciones
en revistas Physical Review, de la American Physical Society. ¿Cómo vive
estos hechos? A este nivel, ¿los premios son un reconocimiento o una
responsabilidad? ¿Asusta la visión del Nobel en el horizonte?
IC. Yo me considero un privilegiado; lo he dicho muchas veces. Trabajo
en lo que me gusta y las condiciones en las que lo hago son verdaderamente muy
buenas. Además, me siento suficientemente reconocido por la sociedad. Se me ha
reconocido mi trabajo en muchas ocasiones y estoy muy agradecido. Todo esto de
los premios lo considero como un estímulo para seguir trabajando. Pero no sólo
para mí, sino también para mis colaboradores que son partícipes de estos
premios.
JAG. Para finalizar, quisiera
pedirle una recomendación. Me gustaría que nos aconsejara la lectura de algún
libro, de carácter científico o no, que crea que no debamos de dejar de leer.
IC. Me cuesta mucho destacar un único libro, pero si tengo que hacerlo
diría Sinuhé el egipcio, de Mika
Waltari. Aunque también podría destacar cualquiera de todos los libros de
Vargas Llosa.
JAG. Muchísimas gracias. Ha sido
un placer.
IC. El placer ha sido mío.
Garrido me ilusiona que nobeles aún no reconocidos, tengan la humildad de ofrecer su ciencia a todos nosotros. Felicidades
ResponderEliminarHola, Anónimo.
ResponderEliminarA mí también me ilusiona, y mucho, este proyecto. En semanas próximas irán apareciendo entrevistas de algunos de los científicos más importantes, no sólo de nuestro país... La verdad es que es sorprendente y gratificante a partes iguales ver cómo gente que ha recibido, por ejemplo, un Premio Príncipe de Asturias, se muestra tan predispuesta y tan amable. En realidad, ellos no tienen ninguna necesidad de participar en este proyecto, y, sin embargo, lo hacen. Y, además, con una predisposición absoluta. Por todo ello, me siento enormemente agradecido.
Un saludo