lunes, 9 de febrero de 2015

SIN CIENCIA NO HAY TECNOLOGÍA. AVELINO CORMA.

La ambición material y el amor a la Ciencia son planteamientos sin ningún punto de
convergencia. Resulta casi imposible encontrar a un científico que haya tenido en su mano la
posibilidad de amasar una fortuna y más complicado aún resulta encontrar a quien haya
renunciado a esa opción. Pero Avelino Corma lo hizo. Cuando el último galardonado con el
Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica fundó en un antiguo
aparcamiento de la Universidad Politécnica de Valencia el Instituto de Tecnología Química
(ITQ) pocos podían pensar que este hombre de gesto amable y voz cortés acabaría por
convertirlo, 25 años después, en un centro de referencia internacional con más de ciento
cuarenta patentes desarrolladas, muchas de ellas de fundamental aplicación en la industria del
petróleo. Los beneficios generados por estas patentes revierten directamente en el ITQ, que
ha generado un entramado científico, estructural e intelectual de primera magnitud; es la
forma que tiene este castellonense universal de manifestar su compromiso con la ciencia y con
la sociedad. Y hoy contamos con él para este blog, para suerte de los que admiramos y
respetamos su trabajo y su entrega.
 
 
 
                                          
 
 
 
 
José Antonio Garrido (JAG). Buenos días, profesor. Le agradezco enormemente esta charla
sobre ciencia. Gracias a su trayectoria científica, usted se ha convertido en una de las voces
más autorizadas a nivel mundial en el campo de la catálisis heterogénea. Para entender en qué
consiste, tendríamos que empezar por decir que la catálisis define a todo proceso en el que
una sustancia que, estrictamente hablando, no participa en una reacción química (no es un
reactivo), y que se denomina catalizador, hace que ésta transcurra a una mayor velocidad.
¿Pero a qué nos referimos al hablar de catálisis heterogénea? ¿Existe, en contraposición a la
anterior, una catálisis homogénea? ¿Qué ventajas presenta una frente a la otra?
 
 
Avelino Corma (AC). De alguna manera, el catalizador sí que participa en la reacción, pero es
cierto que no es un reactivo en el sentido de consumirse durante la reacción.
 
En el caso de la catálisis heterogénea el catalizador y los reactivos están en distintas fases: el
catalizador es sólido y los reactivos están en fase líquida, gaseosa o unos en fase líquida y
otros en fase gaseosa.
 
En la catálisis homogénea el catalizador y los reactivos están en la misma fase. Los
catalizadores homogéneos están formados la mayor parte de las veces por sales de metales
disueltas o metales unidos a moléculas orgánicas que se denominan complejos metálicos y
moléculas orgánicas solubles y que contienen grupos catalíticos. La gran ventaja de los dos
últimos tipos de catalizadores homogéneos reside en la posibilidad de realizar su diseño
molecular, adaptándolo a la reacción que se desea catalizar. Además, al estar disueltos
facilitan la difusión de los reactivos desde el medio de reacción al catalizador. Los
inconvenientes que pueden tener estos catalizadores, en algunos casos, están relacionados
con su recuperación y reciclado, y con la imposibilidad de operar a elevadas temperaturas en
el caso de que la reacción lo requiriese.
 
Los catalizadores sólidos se pueden recuperar y si son lo suficientemente robustos se pueden
regenerar y reciclar. Además, permiten su utilización en reactores continuos del lecho fijo,
fluidizado o transportado lo que permite su aplicación en procesos que implican grandes
producciones.
 
 
 
 
JAG. Una de las aplicaciones más extendidas del uso de los catalizadores la encontramos en el
campo del refinado de hidrocarburos y derivados de la biomasa, que no deja de ser materia
orgánica, que puede ser obtenida como producto de desecho y que se puede utilizar como
fuente de energía. ¿Por dónde cree que nos encamina el futuro en cuanto al uso de fuentes de
energía? ¿Acabarán imponiéndose las energías renovables frente a las derivadas del petróleo,
a corto plazo? ¿O cree que llegaremos demasiado tarde al uso de fuentes limpias de energía?
 
 
AC. A corto plazo, la dependencia del gas, petróleo y carbón continuará siendo importante.
Sin embargo, lo que pretendemos es conseguir cada vez una mayor contribución de las
fuentes de energía renovables. Existen muchos investigadores en el mundo trabajando para
conseguir utilizar de manera eficiente y más barata estas fuentes de energía renovable
(sobre todo la solar). El tiempo necesario para las aplicaciones a gran escala dependerá de lo
que nuestra sociedad esté dispuesta a pagar a corto y a largo plazo.
 
 
 
 
JAG. Otro de los campos de investigación que más alegrías le ha reportado es el del estudio de
las zeolitas. Estos minerales altamente porosos han resultado ser de gran importancia y muy
atractivos para el mundo de la industria. Pero, ¿por qué? ¿Dónde radica su valor? ¿Cómo
pueden mejorar nuestra vida diaria?
 
 
AC. Son catalizadores muy versátiles que pueden ser preparados con una gran diversidad de
estructuras y con diámetros de poro que permiten utilizarlos como tamices moleculares. Es
decir, permiten separar moléculas por su tamaño y forma, seleccionando, las moléculas que
van a reaccionar.
 
Una gran parte de los combustibles derivados del gas y del petróleo, lubricantes, así como
muchos de los productos químicos que utilizamos diariamente (precursores de plásticos,
surfactantes, productos farmacéuticos, etc.), han necesitado catalizadores zeolíticos en
alguna de sus etapas de obtención.
 
En estos momentos la tecnología catalítica de última generación (reducción catalítica
selectiva) para la eliminación de óxidos de nitrógenos en vehículos diesel está basada en
catalizadores zeolíticos. En este campo, el Instituto de tecnología química (ITQ) ha
desarrollado una tecnología catalítica que está siendo implementada por una empresa de
fabricación de catalizadores.
 
 
 
 
JAG. En el año 1990 usted fundó –junto al profesor Jaime Primo– el ITQ (Instituto de
Tecnología Química), un centro de investigación mixto con participación de la Universitat
Politècnica de València (UPV) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). A día
de hoy su plantilla cuenta con más de 200 investigadores y en todo este tiempo el instituto ha
presentado un altísimo número de patentes que imagino que le tienen que permitir
autofinanciarse. ¿Es así? ¿Considera que éste es el camino? ¿Cree que si no es gracias a
centros de características similares, la sangría de grandes científicos al extranjero será
inevitable? Por otro lado, ¿predomina en el ITQ la investigación básica o la aplicada?
 
 
AC. En realidad el ITQ no consigue autofinanciarse completamente, ya que, entre sus
funciones se incluyen también la de formación de investigadores, cursos de grado y de
master y generación de nuevo conocimiento básico en las diferentes disciplinas.
 
No hay que olvidar que es necesario llevar acabo investigación fundamental para generar
conocimiento básico que es el reservorio del que se alimenta el desarrollo más avanzado.
Como se ha repetido en multitud de ocasiones, sin ciencia no hay tecnología.
 
Es responsabilidad de los gobiernos y también de las compañías apoyar a los investigadores
para que puedan hacer ciencia básica. Deben ser conscientes que la investigación
fundamental no necesariamente va a producir beneficios económicos a corto plazo. Las
empresas líderes en el campo de la química, en el que trabajamos, tienen equipos
investigando en problemas de interés más fundamental, invierten en grupos académicos de
excelencia y en proyectos que conllevan una gran carga de investigación básica. Lo que
caracteriza al ITQ es que ha seguido manteniendo un buen equilibrio entre investigación
fundamental y orientada, permitiéndole generar conocimiento y transferirlo al sistema
productivo. Formamos investigadores y profesionales preparados para incorporarse al
sistema de I+D público y privado, a la enseñanza y a la industria.
 
Mantenemos un sistema con financiación interna derivada de los ingresos por licencias,
patentes y contratos externos que nos permite contratar a licenciados y doctores que tienen
de esta manera una oportunidad para formarse o para continuar ejerciendo como
investigadores en España. En este sentido, el programa Severo Ochoa, ha sido de gran ayuda
y una excelente idea para que los centros de excelencia incorporen a jóvenes investigadores
muy bien preparados y capaces de impulsar, todavía más, la investigación que se realiza en
dichos centros.
 
 
 
 
JAG. Lo que pasa es que si ya resulta complicado convencer a nuestra clase política de que hay
que invertir en Ciencia y cambiar el sistema productivo, hacerlo para que esa inversión se dirija
a la Ciencia Básica se antoja una empresa casi imposible. Pero la experiencia nos dice que los
países con las economías más estables son aquellos que más invierten en ésta, en Ciencia
Básica, en esa que, en principio, no persigue fines prácticos. ¿Cuál sería su alegato a favor de la
Ciencia Básica? ¿Considera que ésta es, al menos, tan importante como la Ciencia Aplicada?
 
 
AC. Como decíamos anteriormente si no se investiga en ciencia básica, terminaremos sin
tener ciencia que aplicar. Se necesita hacer avanzar continuamente las fronteras del
conocimiento para crear nuevas tecnologías de vanguardia. Por ejemplo, sin todos los
estudios fundamentales dedicados a la síntesis, caracterización y modificación de materiales
no se hubiesen desarrollado los ordenadores de última generación, los sensores, las prótesis
biocompatibles, las células solares híbridas, las terapias de última generación, entre otras
muchas tecnologías avanzadas. El desarrollo de nuevas tecnologías necesita de los
conocimientos generados en química, física, matemáticas, bioquímica, biología molecular
etc, ya que ciencia + ingeniería = tecnología.
 
 
 
 
JAG. Usted ha sido nombrado doctor Honoris Causa, en lo últimos ocho años, por hasta diez
universidades, tanto nacionales como internacionales. Hablemos un poco de las universidades
españolas. En los rankings tradicionales de posicionamiento nunca aparecen entre las cien
primeras ninguna universidad de nuestro país. En los lugares de privilegio solemos encontrar
universidades americanas, como la de Harvard, el MIT, Stanford o Berkeley. De las anteriores,
tres fueron fundadas en el S. XIX y una, la de Harvard, en el S XVII. Es decir, para cuando éstas
empezaron a funcionar, en España había ya una tradición universitaria de más de
cuatrocientos años. Entonces, ¿qué es lo que estamos haciendo mal? ¿Es el nuestro un sistema
obsoleto? ¿Qué tendríamos que hacer para modernizarlo? ¿Cuál es el camino para hallar la
excelencia en nuestras universidades?
 
 
AC. Si bien existe una tradición universitaria en España de más de 400 años, la tradición
española en ciencia y tecnología es más bien limitada. Que yo sepa, no ha habido apuestas
claras y sostenidas en ciencia y tecnología, a nivel de país, a lo largo de nuestra historia. Sí
han existido algunas personas y grupos que han sido capaces de mantener encendida la
antorcha de la investigación. Cuando analizo el porqué del éxito de las universidades que tú
has nombrado, encuentro tres factores diferenciadores. En primer lugar, son sociedades en
las que hace ya muchos años que vi claramente que apostaban por alcanzar el predominio
económico (y el militar) sobre la base de un mayor nivel de conocimiento y tecnología,
porque invirtieron en ello. En segundo lugar, establecieron sistemas de selección para captar
a los mejores, independientemente de su origen. Finalmente, la combinación de los dos
anteriores generó un sistema industrial tecnológicamente vanguardista que solicitaba la
generación de conocimiento frontera y la formación de profesionales e investigadores de
alto nivel. Este sistema se retroalimenta y ha creado además un efecto de bola de nieve
capaz de atraer y asimilar a los mejores investigadores con el consiguiente efecto
multiplicador en el nivel científico de vanguardia y en atracción de recursos. Sin embargo
quisiera puntualizar que todo lo descrito anteriormente requiere de una fuerte inversión
económica y, ya que has nombrado universidades punteras en USA, mostraré algunos datos
sobre las inversiones en investigación de estas universidades desglosándolas según el origen
de la financiación. (Fuente C&EN News, December 9, 2013). Así, las tres universidades
situadas en el top USA de gasto en I+D, invierten directamente en investigación del orden de
4500 millones de dólares y del orden de 7000 millones en equipamiento de investigación,
solamente en 2011.
 
Creo que las cifras hablan por sí solas. No debemos olvidar sin embargo, que en USA existen
también un gran número de universidades de buen nivel, aparte de las antes nombradas, y
muchas otras con un nivel más modesto. Sin embargo, todas ellas contribuyen a alimentar a
las primeras en recursos humanos.
 
En otras palabras, los mejores alumnos de las distintas universidades aspiran a ser admitidos
en los programas de doctorado de las universidades top. El resultado es una selección de los
mejores alumnos y doctorandos en las universidades que has nombrado. ¿Qué debemos
hacer en España?
A) Una apuesta decidida de toda la sociedad por la ciencia, la tecnología y la innovación, que
no se quede solamente en frases para consumo. B) Se necesita mejorar el apoyo a los grupos
que lleven a cabo una investigación digna. Hay que tener en cuenta que, en una distribución
normalizada, éstos van a ser mayoría y van a ser también los que formen a nuestros futuros
investigadores y profesionales y difícilmente podrán llevar a cabo dicha formación si no
tienen también los medios para investigar. C) Además, se deben crear y apoyar grupos y
centros de excelencia comprometidos con la generación de conocimiento y, en aquellos en
que la especialidad lo permite, la transferencia de dicho conocimiento (e insisto en lo del
conocimiento), a la sociedad productiva.
 
Finalmente, nada de lo anterior será posible sin una selección de los profesores e
investigadores basada en sus méritos, capacidad y potencial. Todos deberíamos intentar
atraer a los mejores a nuestras universidades y a nuestros centros de investigación,
independientemente de donde provengan. Así pues, dado que la selección de profesorado
con una alta cualificación científica y técnica en su especialidad es un factor fundamental y
característico de las universidades punteras del mundo, debemos establecer un sistema de
selección de profesorado realmente homologable al de las mejores universidades.
Finalmente, para poder conseguir todo lo anterior, debemos conceder la máxima
importancia a la educación de nuestros jóvenes en la escuela y el instituto. Termino
reproduciendo aquí lo que dije en un discurso, cuando mis compañeros me concedieron la
medalla de oro de la Real Sociedad Española de Química, hace ahora 10 años.
 
“Necesitamos una investigación fundamental fuerte y bien financiada, si queremos una
sociedad desarrollada que se apoye de manera significativa en las nuevas tecnologías. Al
mismo tiempo necesitaremos también formar buenos licenciados y buenos doctores que
alimenten a las industrias. Para cubrir estas necesidades se requiere:
a) Financiar a un nivel suficiente a aquellos grupos que desarrollan una investigación
fundamental, con resultados y publicaciones dignas a nivel internacional. Si esto se
cumple, tendrán una oportunidad para mejorar y formar mejor a nuestros futuros
profesionales.
b) Financiar a un nivel competitivo internacionalmente a los grupos de excelencia,
exigiéndoles también un mayor nivel de riesgo en sus investigaciones, y un esfuerzo
adicional en intentar transferir su conocimiento al sector productivo.”
 
 
 
 
JAG. Y sin abandonar la universidad, ¿considera que el estudio de carreras de ciencias puras
como la química está perdiendo la posición que ha ocupado a lo largo de todo el siglo XX? ¿Ha
perdido su “atractivo”? ¿Cómo se puede detener esta huída de estudiantes?
 
 
AC. Creo que perdió interés entre los jóvenes durante un tiempo como consecuencia de un
mensaje erróneo que transmitía nuestra sociedad en el sentido de que triunfar en la vida
consistía en enriquecerse fácil y rápidamente. Una sociedad que no transmita y prime los
conceptos de esfuerzo, dedicación, responsabilidad y capacidad para conseguir los objetivos
y solidaridad para compartirlos, está condenada al fracaso.
 
En los últimos años estamos viendo que un mayor número de estudiantes se deciden por las
carreras de ciencias e ingeniería. Parece hoy en día que un país o una región que base su
economía casi únicamente en servicios es poco o nada viable.
 
 
 
 
JAG. Usted fue galardonado el pasado año 2014 con el Premio Príncipe de Asturias de
Investigación Científica y Técnica, un galardón de altísimo prestigio y que muchos consideran
que señala directamente a los candidatos reales a obtener algún día el Premio Nobel. Por otro
lado, su nombre comienza a sonar con fuerza en los últimos años para encabezar la lista de
favoritos al premio de la academia sueca. ¿Cómo vive esta circunstancia? ¿Le da cierto vértigo
la posibilidad de que su apellido se una a la lista que completan otros como Sanger, Pauling,
Arrhenius o Curie?
 
 
AC. Considero que existen muchos colegas que han hecho grandes descubrimientos en los
campos de la química, de la química de materiales y de la bioquímica y se lo merecen. Yo
continúo trabajando todos los días en lo que me apasiona, y me siento ya muy afortunado
por poder hacerlo.
 
 
 
 
JAG. Para finalizar, quisiera pedirle una recomendación. ¿Podría hablarnos de un libro que
haya leído y que merezca la pena destacar, sea o no de carácter científico?
 
 
AC. El último que leí fue “el sistema periódico” de Primo Levi. Este autor, químico de
profesión, utiliza algunos elementos químicos para meditar sobre las personas y las
relaciones humanas. Para mí es una delicia de libro.
 
En estos momentos, estoy leyendo “así empieza lo malo” de Javier Marías. Disfruto de la
belleza de su texto, de la profundidad de los análisis que realiza en aspectos de la vida y del
comportamiento, así como de las reacciones de los personajes con los que, en algunos casos,
podemos sentirnos identificados.
 
 
 
 
Muchísimas gracias por su amabilidad y por la generosidad de sus respuestas. Ha sido un
verdadero placer.